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12.10.11

Practicar más y joder menos

He encendido la televisión y buff… ¡qué asco de fiesta y de desfiles y de parafernalia! He querido desviar mi mente del temita del día de hoy, que no hace más que encenderme, y concentrarme en algo más… positivo, diré. De este modo he llegado al extremo opuesto y rescatado uno de los temas que comenté en la conferencia de mayo de este año en la UIB, el tema del placer…. Placer sexual.
Nuestro egocentrismo como “especie sobre las especies” (es una ironía como la copa de un pino, para quién no lo pille), ha negado durante mucho tiempo, y aún sigue negando muchas veces, que el resto de animales sientan placer durante sus prácticas sexuales. Eso es un “derecho” nuestro, el resto de especies “solo copulan para procrear”. El descubrimiento de la organización social basada en las interacciones sexuales en los bonobos  tambaleó seriamente esta creencia y actualmente los especialistas defienden que el placer sexual es un hecho evidente en muchas otras especies de primates.
Evolutivamente el placer sexual, concretamente el punto culminante u orgasmo, ha actuado como una seguro básico en la supervivencia de la especie humana, ya que garantizaba que los encuentros sexuales se dieran. Es muy lógico pensar entonces, que los individuos que no obtuvieran placer sexual verían disminuida su probabilidad de dejar descendencia, ya que no “buscarían” estos encuentros en la misma frecuencia.
Teniendo esto en cuenta... ¿Por qué se les niega al resto de especies el placer sexual?
Seguramente el placer sexual en hombres (machos) y mujeres (hembras) se desencadene de forma distinta. Se sabe que las mujeres (hembras) no alcanzan el orgasmo en todos sus encuentros sexuales, lo que debe entenderse como una adaptación evolutiva que por un lado “evita que se aburra del hombre (macho)” y por otro lado, “recompensa la actividad del hombre (macho) que lo consigue”. Cuando una mujer (hembra) alcanza el orgasmo y lo hace evidente, estimula al macho de manera que refuerza su seguridad personal y su virilidad.
Por poner un ejemplo no tan extremo como el de los bonobos, los macacos de Gibraltar (Macaca sylvanus),  forman grupos multimacho-multihembra en los que la promiscuidad de las hembras es la estrategia que estas siguen para asegurarse la proximidad y el compromiso de sus machos. De hecho, copulan 1vez/hora y van cambiando de macho, de modo que estos entran en un estado de confusión lógico y acaban “cuidando” de todas las crías, ya que no saben si son o no suyas. Pues hablando del placer, las hembras chillan y muy alto mientras copulan, lo que se sabe que estimula a los machos para que eyaculen antes.  De hecho, se sabe que la probabilidad de quedarse preñadas aumenta proporcionalmente a la intensidad de sus chillidos (gemidos).
Quien no ve el paralelismo, es porque no quiere.
Y, ¿por qué hablar de esto? Porque creo que si los políticos “practicasen más” y “jodiesen menos” en este país, quizás nos iría mejor. Una vida sexualmente placentera nos hace más eficientes y nos motiva en nuestro trabajo y el resto de nuestras actividades, por lo tanto, y en base a su eficiencia actual, está claro que su vida sexual debe ser muy precaria.

2 comentarios:

  1. "..Se sabe que las mujeres (hembras) no alcanzan el orgasmo en todos sus encuentros sexuales, lo que debe entenderse como una adaptación evolutiva que por un lado “evita que se aburra del hombre (macho)” y por otro lado, “recompensa la actividad del hombre (macho) que lo consigue”..." Esto lo entiendo dentro del marco de lo que en psicología llamaríamos un programa de refuerzo intermitente (o parcial), de hecho se asume que estos programas son los más efectivos., y trabajan en las adicciones, por ejemplo al juego.,..,me quieres decir que somos unas tragaperras?!?!?! siempre pensé que la naturaleza esperaba algo más de mi! ;P

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  2. jajajajaja!!! sembla se que sí, estimada meva!! tragaperras forever! XDD me xap!!

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